lunes, 4 de julio de 2016

6 días

Faltan 6 días para que todo cambie, para que algo nuevo suceda o quizás deje de acontecer todo lo anterior.

6 días para poder engrosar el pretérito. 
Se me ha preguntado bastantes veces un `por qué´. Iré entonces soplando una a una las velas de estos seis días hasta dejarlo todo apagado. Una vez más os pido entrar en todo lo que esto supone y que lo sintáis como vuestro.


          

Día 6. Complejos.
Muchos parten de ciertas expectativas cuando te conocen. Parece que tuviese que dar la talla o demostrar algo no ante personas, sino ante sus prejuicios. A veces me siento pequeño, insuficiente a pesar de tener a ratos grandes ideas y sueños.
Una persona se siente pequeña cuando se la mira con lupa. Sólo las cosas pequeñas se miran con lupa.

Día 5. Falsos rostros.
Llamo así a un fenómeno predominante en Internet y en la vida real. Entretenimiento barato para unos y rentable para otros. Contenido vacío de material y rebosante de atención social. En ocasiones contemplo actos que me desagradan: personas pisando a otras personas, ninguneando o incluso colgándose de su mérito o tratando de engañar en pos de la influencia.
He leído algunas reglas de un juego al que no quiero jugar. Y si digo esto es por aquellos por los que merece la pena tumbar el tablero. Debo agradecer la existencia de personas íntegras. Existen, aún existen y para mí lo valen todo.

Día 4. Marionetas de un poderoso billete.
Numerosos colaboradores potenciales no me han tomado en serio por ser un blogger joven y con una plataforma aún inmadura. Todo lo que aquí he hecho me ha costado un trabajo. En ningún momento he recibido un duro por ello. Seré sincero, dudo siquiera que sea rentable para nadie.
Mi pregunta es: ¿es necesaria una rentabilidad monetaria para que algo sea valioso?
Para mí es valioso cada post por lo que encierra detrás: vosotros. Todo eso que día a día agradezco no se puede comprar con nada.
Gustoso dedico una parte pequeña de mi tiempo en tratar de ofrecer en esta ventanita algo distinto. A veces me hubiese gustado contar con el apoyo de otros para que ese contenido mejore. Como esos apoyos ausentes se guiaban exclusivamente por un interés económico, he sido "toreado" y se me ha hecho perder el tiempo por "no entrar en el mercado".

Día 3. Incertidumbre.
Como muchos de vosotros, yo también me planteo expectativas de forma casi inconsciente. Quiero mejorar día a día y ofrecer lo mejor de mí mismo.
¿Sabéis? Me han llegado a rechazar por acción u omisión hasta unas 40 veces en un mismo día. Estamos hablando de entre 5 y 8 horas de esfuerzo poco fructífero. Poneos en mi lugar y decidme cuánto se puede aguantar así, sin saber qué será lo próximo que podrás conseguir o si lo estás haciendo bien. Nadie te marca el camino y tienes unos momentos de bajón y dudas en los que sólo el tiempo puede hablar.
Además, cabe otra fea e incómoda incertidumbre, la de aquellos que se levantan un día con ganas de odiar.

Día 2. Otros sueños dulces.
Estudio la carrera que amo y me vuelco en ella. Comparto mi vida con personas maravillosas que no me canso de agradecer que estén a mi lado. El blog supone una inversión de tiempo considerable y se me hace difícil compaginarlo y llevarlo "al día" dedicándome a otras grandes pasiones.
Esto debe ser similar a lo que llaman "poliamor".

Día 1. Leo.
¿Quién es Leo Sarmed?

          

El día 10 diré adiós, pero no para siempre. A pesar de todo lo que he mencionado aquí, seguiré adelante con todas mis fuerzas y mi ilusión como he hecho hasta ahora, intentando superarme y ofreceros algo que merezca la pena. Será difícil, pero os tengo a vosotros.

Me tomaré un descanso y volveré con las pilas cargadas y muchas novedades. ¿Todo lo demás? obstáculos que estoy aprendiendo a superar poco a poco.

Y es que os tengo que decir algo.
MERECE LA PENA.


Muchas gracias por seguir ahí.
Sois muy grandes.
Leo



viernes, 24 de junio de 2016

¿En qué piensas?

Escucha la siguiente canción. Cierra los ojos.
¿En qué piensas?



Pienso en la soledad de una madrugada tranquila.
Pienso en la bella curva de su culo cuando me folla.
Pienso en el humo del café y en su olor. Casi puedo sentir su olor.

Pienso en una caricia fantasma, o en un millón de ellas, no lo sé.
Pienso en las calles empedradas de Granada. La luna llena iluminándolas en la soledad de una oscura y fría madrugada.
Pienso en unos labios que no me besan pero permanecen cerca.

Me duelen los pies de caminar. Me duele el alma de soñar.
Pero sigo caminando. Estoy quieto. Sigo soñando.

Hay un hueco que ni siquiera el amor más profundo puede llenar. Ese espacio pertenece al arte. Cuadros desdibujados que nunca pinté.
Y la poesía jamás escrita. Esa... permanece perdida en los susurros del ayer.

Pienso en el sudor de su espalda mientras me folla.
Pienso en las palabras pero no las pronuncio. Ni siquiera en mi mente. No cobran forma ni significado. Son sólo eso: palabras.

Los ojos pálidos de aquel lobo. La sangre que emana de un mordisco. Los límites de una realidad desdibujada que nunca habité. Una realidad perdida en el incienso del ayer...

Recorro uno a uno todos los tatuajes de su piel. Pienso en volver a ser.
Pienso en alcanzar la gloria. Morir muy lentamente mientras me folla.
Beberme las lágrimas que recorren su pecho para saciar mi sed.
Sabor amargo el de las mil derrotas. Se mezcla con el salado de su sudor al ser en mí.
El amargo del café se mezcla con el salado de su culmen empíreo en mi garganta.

Pienso en la sonrisa y los gestos, en llorar mientras me folla.

miércoles, 22 de junio de 2016

Tócate

Dices que tus manos no te pueden dar cariño. Es probable que no lo hagan en la manera en que sueles usarlas.
Probemos algo distinto hoy. Voy a narrarte algo directamente a ti y quiero que lo vayas haciendo realidad. Será fácil. Si lo haces bien, descubrirás el poder de tu imaginación y lo que puede llegar a hacerte sentir.
Con un poco de suerte y si te adentras bien en el relato, sentirás cosas muy agradables.
Empezamos.

Necesito que estés tranquilo, a solas. La luz, tenue o apagada mejor.
Imagíname delante de ti dándote las instrucciones, mirándote atentamente pero sin inmutarme. Tan sólo hablo para que vayas haciendo. Obedeces sin prisa, sintiendo intensamente cada roce fundiéndose con mi voz. Así me gusta...

Quiero que te levantes un poco la camiseta y metas una de tus manos. Acaricia suavemente tu abdomen, describiendo círculos a muy escasa velocidad. Puedes entretenerte haciéndolo, tómate tu tiempo en cada tramo que prefieras.
Con la otra mano acaricia una de tus piernas. Entretanto, levántate un poco más la camiseta y toca tu torso. Siéntete, siente tu calor, tu piel, ese roce tan vivo... Párate a percibir cada golpecito de los latidos de tu corazón. Cierra durante un minuto los ojos y escucha tu propio respirar mientras sigues acariciándote. Muy bien...

Quítate la camiseta. Levanta también un poco tu pantalón si lo tienes corto y holgado tipo pijama o quítatelo completamente si es tejano o pantalón largo. Acaricia ambos muslos con las manos tan lento como te sea posible. Disfrútalo, de eso se trata. Repite el movimiento yendo y viniendo, es tu cuerpo, todo tuyo nene.
Sé travieso, acaricia por encima de la ropa un poco tu paquete. Luego vuelve a subir con ambas manos por tu torso pero hazlo con energía. Dedos en garra, deséate. hazlo como ninguno lo ha hecho antes. Gira al llegar a tu cuello para poder desembocar esa caricia intensa en tu nuca y recorre toda tu cabeza. Lo estás haciendo muy bien...

Tócate, tócate libremente sin necesidad de mis palabras. Explora por aquellos sitios que tu cuerpo pida. Hazlo en el ritmo que prefieras, ve cambiando y repitiendo. Ahora la elección es tuya.

Ahora quiero que te tumbes, pero completamente desnudo. Sitúate en la comodidad e intimidad de tu cama. Ábrete ligeramente de piernas, mirada al techo. Lo siguiente lo harás con los ojos cerrados. Libera breves suspiros tan hondos como puedas. Sé consciente de tu respiración, puedes sentir cómo tomas el aire y cómo lo sueltas. Puedes contar los segundos entre cada proceso y puedes sentir ese roce del aire con tu boca. Acaricia tus labios, hazlo despacio, muy despacio. Si te sientes juguetón puedes meter un dedito en la boca y explorar. Si no, quédate vagando en la sensualidad de tus labios. Mientras los tocas, imagínatelos. Imagina cada rugosidad, imagina su color. Imagina esos labios besando otros igual de tiernos. Imagina el roce de una lengua en ellos, una lengua que te acaricia despacio y con amor.

La otra mano serpentea por tu torso y va bajando. Imagina todo su recorrido, imagina tu pecho, tus costillas, tu cintura, tu ombligo... Imagina cada milímetro de contacto y siéntelo con ganas. Luego llega a tu pubis. Roza ese vello y sonríe. Hazlo, sonríe. Muy bien.

Rodea la base de tu pene con un par de dedos y no avances. La otra mano la llevarás a uno de tus muslos, a la zona interna, y desde la rodilla hasta la ingle hará un único recorrido de ida pero que resulte agónicamente lento. Tienes todo el tiempo para dedicártelo a ti mismo, permítete el lujo de detener el reloj.

Acaricia con un dedo toda la línea de tu pene. Es todo tuyo. Con la otra mano roza suavemente tus testículos. Así me gusta... Ahora vuelves a tener un momento de total libertad para hacer lo que te plazca.

¿Estás erecto? No te masturbes. Sólo rózala de cuantas formas se te ocurran, pero suave. No te toques como otras veces, esta es distinta, especial. Cierra los ojos e investiga por tu piel las zonas que mejor provoquen tus escalofríos. Rózate también con la sábana, juega con ella para alcanzar sitios que de otra forma no podrías, como la espalda. Muévete, abrázate y pasa tu cara por la almohada. Cambia de postura, ponte a 4 patas y llévate una mano a tus genitales. Masajéalos.

Túmbate, despeina tu pelo, alborótalo. Agarra un buen mechón y tira de él exhalando un buen suspiro. Imagíname ahora ante ti, sin estar tumbado pero inclinado sobre tu cuerpo, muy cerca. Te pido que sujetes mis manos y las lleves por tu cuerpo. Ahora te acariciaré yo con mucho mimo, como mereces. Te haré sentir especial. iré susurrándote y tus manos serán las mías.
Llévalas donde quieras: a tu nuca, para tirar de tu pelo e inclinar tu cabeza hacia atrás y besar tu barbilla. Puedo también deslizar un sólo dedo por la línea de tu columna vertebral y provocar un leve estremecimiento de tu piel que acabe en tu culo. Tus hombros pueden rendirse a mí, tu vientre también puede hacerlo, y tus caderas, y tus piernas.

Túmbate de nuevo en la tranquilidad y soledad de tu habitación. Respira profundo, siendo plenamente consciente de tu respiración. Estás solo. Tu cuerpo te pertenece. Dite algo bonito, o susúrralo. Suspira a ratos, pero esta vez relajándote cada vez más. Deja que tu cuerpo pese y reposa tus manos sobre tu vientre.
Cierra los ojos y deja la mente en blanco.


Quiérete.



    ©Leo Sarmed. 2016.



sábado, 18 de junio de 2016

EL MASAJE | Parte 2 (Erotismo gay)

Estaba sentado sobre su cuerpo. Dejé de masturbarlo para acto seguido dirigir el extremo de su miembro al encuentro de mis nalgas. Lo situé bien en la línea de mi culo y acompañé el roce con más lubricante. Una vez conseguida la situación deseada, me incliné hacia adelante y comencé a moverme suavemente para que su miembro se deslizase por la línea de mi culo sin llegar a entrar. Me gustaba jugar y, a juzgar por su gesto entonces, a él también le atraían mis juegos.

Proseguí con mis movimientos de vaivén intensificando el roce por momentos. Me encantaba sentirlo tan duro y humedecido, resbalando sin problemas por mi piel. Quizás la situación daba pie a un polvo totalmente predecible y simple; bastaría avanzar un paso introduciendo el miembro y sentándome despacio mientras contraigo el rostro por un breve dolor inicial. Pero no. No me gusta hacerlo tan simple. Y no lo hice.

martes, 14 de junio de 2016

Voces dormidas

Hola a todos y bienvenidos de nuevo al blog. Hoy me apetece compartir con vosotros un punto de vista improvisado, un tema en el que estaba pensando y que veo interesante plasmar aquí por si soy el único que piensa así.
De lo que quiero hablaros es de las redes sociales, de cómo han fagocitado nuestra vida social real y han degradado la gran cantidad de matices que la componen.

Lo haré de una forma algo distinta, sin reducirlo todo a los argumentos de siempre que a menudo se encuentran en vídeos de youtube que buscan la repercusión a través de una reflexión fugaz o en tweets que se pueden leer en 5 segundos. Lo que aquí mostraré serán algunos ejemplos que encuentro en mi día a día y que me chocan cuando me detengo a analizarlos.

sábado, 11 de junio de 2016

EL MASAJE | Parte 1 (Erotismo gay)

Presioné un botón y la música empezó a sonar gradualmente. Toda una recopilación de sonidos nos evocaba a un oriente próximo, a las fantasías de las mejores narraciones del romanticismo. Me senté ante él en la cama. Todo estaba preparado, mi cuerpo semidesnudo ante su cuerpo completamente desnudo. En mi mano derecha, una cerilla prendida. En la izquierda, una vela de color rosado. Acerqué la llama ante su atenta mirada y la mecha pronto empezó a arder. Paseé aquel fuego por delante de sus ojos durante un escaso minuto, pero eso sí, muy despacio.

Yo soy de los que piensan que los momentos de placer hay que vivirlos despacio y, cuanto más, mejor. Lo bueno hay que eternizarlo, y eso hacía en todo momento. Intentaba grabar en su memoria y perpetuar para siempre cada instante que la noche regalaba.

Solté la vela sobre la mesita de noche y le indiqué que se pusiese cómodo. Se tumbó de espaldas a mí y me coloqué a horcajadas sobre su cuerpo. El ambiente comenzaba a oler a algo erótico y afrutado. Una tenue y lejana luz bañaba una situación templada, ideal.

jueves, 2 de junio de 2016

El otro amor

Hoy os voy a hacer imaginar algo distinto.


Todo alrededor está en calma. Sólo el sonido de las copas de los árboles mecidas por el viento rompe el silencio del lugar. Ante ti, el chico cuya mirada te da la vida. Te llama para que te acerques un poco más y eso haces. Te sientas sobre su regazo, abrazas su cuello y estrecháis labio contra labio en un tierno beso.

miércoles, 25 de mayo de 2016

Sex Art

Suspiros.
Fantasías.
El olor de su pelo.
El roce de su piel y la mía.
La intensidad de su mirada cuando me mira.
El calor aumentando por momentos en la habitación.
El mundo y el infinito desapareciendo a nuestro alrededor.
Unas caricias levantando mi camiseta. Mi cuerpo mostrándose desnudo ante el suyo. Algunos susurros anticipando la jugada y el incienso flotando por toda la habitación. El clima ya estaba creado, sólo faltaba jugar.