martes, 14 de junio de 2016

Voces dormidas

Hola a todos y bienvenidos de nuevo al blog. Hoy me apetece compartir con vosotros un punto de vista improvisado, un tema en el que estaba pensando y que veo interesante plasmar aquí por si soy el único que piensa así.
De lo que quiero hablaros es de las redes sociales, de cómo han fagocitado nuestra vida social real y han degradado la gran cantidad de matices que la componen.

Lo haré de una forma algo distinta, sin reducirlo todo a los argumentos de siempre que a menudo se encuentran en vídeos de youtube que buscan la repercusión a través de una reflexión fugaz o en tweets que se pueden leer en 5 segundos. Lo que aquí mostraré serán algunos ejemplos que encuentro en mi día a día y que me chocan cuando me detengo a analizarlos.


Caso 1.
Hace pocos días conocí a un chico EN PERSONA. ¡Milagro!
Por lo pronto me gustaría que hicieseis un recuento propio de cuantas personas habéis conocido cara a cara y que no haya sido en una discoteca, en el trabajo, en la escuela o en ambientes en los que conoces a varias personas a la vez. Digo de conocer a esa persona y poder hablar largo rato con ella. Me refiero a no conocer ni su nombre y que no te lo diga a través de una pantalla de móvil ni con x nivel de alcohol en sangre o la inercia de un trabajo cooperativo inminente.
¿Es realmente ese el tópico? ¿Es algo que se da con frecuencia?
Seamos honestos. No.

A este chico lo conocí tomando un helado con una amiga. Ella me lo presentó y pronto pude darme cuenta de su alto nivel de introversión. Hablaba casi en un susurro (las pocas veces que hablaba). Un gesto más llamativo que sus escasas intervenciones era ese de sacar el móvil como para evadirse de la realidad.

Ahora os pregunto: ¿En Whatsapp podéis discernir un susurro? Si acaso un grito insinuado en mayúsculas o muchas exclamaciones y emoticonos. Pero... ¿un susurro? ¿Eso no vale? ¿No cuenta? ¿No dice también las cosas de forma distinta?

Mientras miraba el móvil se perdía nuestros gestos, nuestro lenguaje no verbal, nuestras expresiones más incontrolables y, por supuesto, nuestro tema de conversación.
¿Se ven los gestos por Whatsapp? No, más bien se ponen unos emojis con los que es fácil engañar a alguien y decirle "estoy genial" y que se lo crea y deje de preguntarte.

En ese preciso instante se pierde el valor del "sé que no lo estás y lo sé porque te estoy viendo, veo tu forma de respirar, veo tus ojos húmedos o veo que no sabes ni siquiera dónde mirar". En redes sociales lo notas porque esa persona quiere realmente que lo veas o porque responde sólo cuando sus lágrimas hacen un hueco y le permiten mirar la pantalla del móvil.


Caso 2.
Siguiendo con el hilo del caso anterior, un chico acaba de decirme que no quiere verme en persona porque no está interesado en conocer a nadie ahora (refiriéndose aparentemente a tener algo más). Esto llega un punto que me preocupa.
Seré totalmente sincero con vosotros. Conozco en persona muy pocos chicos (hablamos de en torno a <10% que en rrss)  y en esas ocasiones se suelen producir encuentros íntimos. ¿Por qué? Por eso mismo, porque sólo se deciden a salir a la realidad si es para un encuentro de ese tipo.
Muy pocas veces o casi ninguna he tenido el gusto de poder hablar con alguien y preguntarle a la cara sus inquietudes, sus aspiraciones, sus preocupaciones más profundas. Pocas veces o casi ninguna he tenido ocasión de conocer a alguien de verdad, no esa imagen copia/pega que se suele dar en redes sociales.
¿Qué cambia? Cambia que en un bar o una cafetería puedes mirar el entorno y sacar de él un tema de conversación bastante interesante.
Normalmente se suele hablar más en persona si con quien hablas no tiene un móvil con ese complejo de "attention whore".

"¿Sólo quedas en persona con alguien con quien quieres algo más?" Se lo pregunté y es una pregunta que os lanzo a vosotros. Sed honestos por favor. ¿Por qué en twitter influye tanto la foto de perfil para un follow? ¿Por qué consideráis menos interesante charlar con una persona menos agraciada físicamente? ¿Por qué hemos caído en el círculo vicioso de la comunicación extremadamente breve y puramente aparente?

Así vemos contenido prefabricado en plataformas como Twitter, repitiéndose y buscando la aceptación colectiva. Encontramos cuentas con fotos de modelos ajenos posteando frases de algún autor de cuya filosofía, plantamiento u obra conocerán cero o nada.

Nos hemos limitado a charlar por redes sociales. Usamos el físico como un sesgo, como si se tratase de un casting. "Contigo sí. Contigo no". Y luego, si la conversación en una red fría, aséptica y totalmente descontextualizada y deshumanizada ha dado algún fruto de interés, se pasa a conocer a la persona.

¿Dónde queda el sencillamente compartir un momento con alguien, ser capaz de caminar en silencio sin necesidad de romperlo con cualquier comentario absurdo y sentirte realmente acompañado? ¿Dónde queda el pensar bien algo antes de decirlo, el hablar con algo más que las palabras? ¿Dónde? Porque llevo demasiado sin encontrarlo y temo que se extinga.


Caso 3.
Este es el caso más radical y el que mejor refleja la idea que aquí expongo. Os puedo prometer que es 100% real. Me limitaré a ilustrarlo y ya opinaréis vosotros mismos.

Conocí a un chico por Twitter que vivía en la misma ciudad que yo. Hablamos poco, pero conseguí mantener un hilo de conversaciones difícil de cuidar. Le propuse quedar. Quedar implica conocer, percibir mejor las intenciones, la personalidad y las cualidades de cada uno. Intenté dicho encuentro durante MESES.
Siempre había una excusa, lo que me lleva a ese punto en el cual sólo quieres conocer a alguien a quien te vas a follar.
Lo vi en persona finalmente, pero cerca de UN AÑO después de haber hablado por redes y de forma totalmente fortuita y casual. Nuestra conversación se redujo al momento que compartíamos cerca uno del otro por devenires casuales.
Más allá de eso, seguía sin poder quedar en persona.

Mi pregunta es: ¿En qué basa su juicio para quedar? Mi opinión es: en mi físico y en cuatro palabras descontextualizadas totalmente.
Otra pregunta que os planteo: ¿Es ese un buen método para decidir qué personas van a marcar tu vida? Y no me refiero sólo a parejas, sino a amigos, enemigos incluso... PERSONAS REALES que pasen por TU VIDA y te dejen un RECUERDO, o una enseñanza, una nueva forma de ver las cosas...


Caso 4.
Por favor, seamos prosociales. Vamos a salir de fiesta y a incluirnos en el grupo. No debería hablar de que no nos relacionamos cara a cara si no participo de según qué encuentros sociales.

Muy bien. En este caso os hablo de una fiesta de navidad. Cena, botellón y discoteca. ¿Conversación? JAJAJAJAJAJAJA
En el botellón había frío y juegos improvisados para romper el silencio "de ascensor". La situación no me acercaba a conocer a nadie, pues más bien era una pausa intermedia para cambiar de estado, como una metamorfosis que nos facilitase aparentar de cara a los demás que nos estábamos divirtiendo.
Y bueno... en la discoteca la única conversación que pude escuchar era a las 6am cuando me preguntaban todos por qué no bailaba, y es que ya "había restregado suficiente" con alguien cuya cara ni siquiera pude ver, cuyo nombre desconozco y cuya voz jamás escuché.


Caso 5.
Este caso será distinto a todos los demás. De hecho, será un caso doble. Os voy a hablar de los dos mayores regalos que la vida me ha hecho. Son dos amigas, mis dos mejores.
La primera de ellas se llama Marta. La vi entrar por la puerta de clase cuando teníamos cinco escasos años. Me acerqué tímido y poco a poco fuimos hablando.
Claro, sois niños, pensaréis. Bueno, a la otra amiga, Judit, la conocí hace meses.

Marta y yo sentíamos cada reencuentro de forma intensa. Nunca hablábamos por dispositivos, ni siquiera al crecer (ahora mismo sí por la distancia). Comíamos a veces juntos, hacíamos planes, jugábamos... Llegamos a tal grado que nos bastaba mirarnos para saber qué pensaba el otro o qué iba a hacer. Nos conocíamos perfectamente.
Y sí, nos conocimos así, sin juicios previos. Ella estaba allí, yo también. No hacía falta nada más, sólo hablar.

Judit y yo hemos compartido muchos cafés. ¿Sabéis qué? Ni a ella soy capaz de contarle lo que más me afecta a través de una red social. Eso se habla en persona.
Gracias a eso ella comprende un problema que tengo y que sobra comentar aquí, pero gracias también a esa comprensión y a haber hablado con gestos, miradas y una voz sincera sé que a pesar de lo que pase, ella estará ahí y sabrá tratarme.

Quiero aprovechar para recordar aquí a Nya, quien marcó mi adolescencia al enseñarme y descubrirme el mundo. Hemos patinado juntos, nos hemos caído, hemos caminado bajo la lluvia y nos hemos dado cuenta día tras día de todo lo que teníamos en común. Todos esos recuerdos han sido momentos reales en 3D, no en el 2D de la pantalla.

Todos esos momentos... los agradezco.


Pero ¿sabéis qué? Aún creo en esas personas, aunque pocas, que valoran el olor del café en compañía. Aún creo en quienes dicen "sí, voy a verte", y desplazan todos los demás planes que los mantienen presos en una rutina de conveniencias y placebos absurdos

Aún creo en esas personas que seguiré conociendo, en quienes ya conozco y siguen ahí tras años y años.
Por quienes vendrán.


Que la voz nunca se limite a soltar palabras...



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