"El éxito y el fracaso son muy relativos"
¿Qué decir de la obra? Me encantó, sin duda. Pudo ganarme gracias a su escenario de excepción, París, y a su ambiente bien definido y característico. Es pensar en la novela y volver a adentrarme en su lluvia, en sus días grises y en las inquietudes de cada personaje.
En cuanto a la entrevista debo decir que acabé profundamente satisfecho con el resultado. Creo firmemente en lo inspirador del material que aquí ofrezco y en su contribución a aportar otra perspectiva sobre la obra que nos permita descubrirla con más detalle.
Y hablando un poco del autor me gustaría empezar con la impresión que me produjo, de simpatía y saber hablar con aire amigable. Es profesor de Lengua en Secundaria y compagina su trabajo con la escritura. La novela de la que os hablé es su tercera obra publicada y estoy convencido (a título personal) de que podrá seguir deleitándonos con nuevas publicaciones próximamente.
En cuanto a vosotros, debo avisaros de que entre estas preguntas hay SPOILERS. Tras mucho meditar una solución que mantuviese la calidad del post sin destrozaros la historia, he decidido que esas preguntas las pondré al final, tras un nuevo aviso, para que seáis vosotros mismos los que decidáis hasta dónde queréis llegar en función de si habéis o no leído el libro.
Por lo demás, espero que disfrutéis del contenido tanto como yo.
BIENVENIDOS.
Es profesor de Lengua y Literatura, además de escritor. ¿Qué le exige más, la docencia o la escritura?
Hombre, la docencia hay que estar al 100%, sobre todo yo que trabajo en secundaria. La docencia me permite vivir y me obliga a estar al 100%, claro, ese es el trabajo. Por suerte en vacaciones, en puentes, por las tardes, pues siempre consigo buscar ratitos para escribir. Pero la docencia exige mucho y tal y como están las cosas hoy, más. (Risas).
Aunque supongo que la escritura le puede servir como vía de escape, ¿no le suma en ocasiones algo de estrés?
¿La escritura estrés? No, no. Es una vía de escape, es un placer, es de todo. No me produce ningún tipo de estrés. Si me produjera algún tipo de estrés la escritura, como no vivo de ella, la dejaría. (Risas).
¿Cuál ha sido la parte más difícil de escribir
de Un hombre detrás de la Lluvia?
¿Por qué?
Pues yo creo que comenzar a hablar de uno
mismo. La primera parte. En realidad casi todos los libros que escribo me
documento un poquito antes, intento trazar un poco la historia desde el
comienzo y quizás lo más difícil de todo lo que hago es la estructura, intentar
que la estructura vaya cuadrando. Porque no suele ser lineal, entonces hay que
tener un plan un poco trazado. Pero quizás en esta novela lo más complicado ha
sido escribir toda esta primera parte que no es real pero ese personaje, Luis
Quiñones, sí soy yo. Entonces encauzar eso, porque es la primera vez que hablo
de mí mismo en una novela, en este caso
ha sido lo más difícil.
¿Hay algo del libro que te gustaría perfeccionar
o mejorar o te parece que está perfecto tal cual?
La corrección ha sido intensa. La editorial y
yo hemos trabajado bastante corrigiendo la novela. Siempre se puede mejorar
algo, no hay nada perfecto. Sobre todo en la literatura, que tiene un punto muy
subjetivo que es el de la recepción. El lector siempre encuentra matices,
cosas, alguna alusión que se repite, algún comentario, algún diálogo... en fin.
Siempre es mejorable, claro. Lo que pasa es que también hay que poner un punto
y final a las cosas, no puedes estar enredado en una historia tanto tiempo. La
segunda novela que publiqué estuve dos años escribiéndola prácticamente.
En su novela nos da muchos detalles de lugares y
sucesos históricos. Me llama la atención especialmente su descripción de
Francia y, concretamente, París. ¿Cómo puede aportar tantos detalles? ¿Ha
estado viviendo allí una larga temporada o algo así?
Bueno, he visitado la ciudad varias veces y
es un sitio fundamental. Yo creo que, a parte de que es una ciudad que me
encanta y es una ciudad alucinante, toda la cultura del siglo XX pasa por
París. Es una ciudad bonita, es un escenario también ideal para poder escribir
una historia. En fin, parís es que “es la pera”. Puedes ir cien veces a esa
ciudad que no la terminas nunca de conocer.
¿En cuanto al resto? Porque también aparece
Lapalisse, por ejemplo.
Bueno pues uno se documenta un poquito
también. Conozco también parte del sur de Francia, viajes que he hecho, uno va
tomando notas, en fin. Antes me preguntabas de dónde salía una novela y en el
fondo, no sale de un sitio solamente, son cosas que coges de aquí y de allá y
que, juntas, pueden funcionar si se organizan.
¿Se considera, como escritor, fracasado?
Eso es una buena pregunta. Habría que
preguntarse qué es el éxito más que qué es el fracaso. ¿Vivir de la literatura
sería lo ideal para cualquier escritor? Bueno... pues no. Yo a mi modo también
vivo de la literatura, la enseño. ¿Soy un escritor fracasado porque no vendo mis
libros como la mujer esta que publica la del mago adolescente? ¿Cómo se
llama...? J.K. Rowling. Pues no soy un escritor fracasado por eso. Yo creo que
ya el hecho de publicar es un éxito, tal y como están las cosas hoy ¿no? Los
límites entre la realidad y la ficción que hay en la novela son un poco también
los límites que hay entre el éxito y el fracaso.
No me considero un escritor fracasado, a
veces no me considero ni siquiera un escritor (ríe). Entonces no sé qué
decirte.
¿Si no vives de la literatura eres un
escritor fracasado? Pues tampoco es cierto porque a lo largo de la historia hay
grandísimos escritores que nunca vivieron de la literatura. El éxito y el
fracaso son muy relativos.
Hay detalles, fragmentos o ideas que tienden a
repetirse a lo largo de la obra: Por poner un ejemplo, esa imagen de la lluvia,
las estaciones de tren y su asociación a los estados de ánimo. ¿Por qué?
Hace poco un amigo que me escribió un
artículo para la novela decía que la lluvia era un estado intermedio entre el
cielo y la tierra. Entonces esa idea de estadios intermedios, de personajes que
están en medio, de situaciones que no sabes muy bien que funcionan, qué va a
suceder. La lluvia me permitía también crear un ambiente de novela negra.
En el fondo es lo que hace el escritor,
esconderse detrás de la lluvia, intentar pasar desapercibido para poder
observar la realidad mejor y escribir sobre ella.
¿Hasta qué punto diría que le define su obra y
en qué sentido podría hacerlo?
La novela, yo creo, que deben al cine de los
años 50, al cine negro, a la literatura norteamericana de esa estética. A lo
mejor algún clásico ¿no? Es lo que te decía antes, coges materiales de muchos
sitios diferentes. Forma parte de mi trayectoria, de mi cultura, mi educación y
por tanto creo que mis novelas son un reflejo de todo eso.
Esta es su tercera novela ¿cierto? ¿Se recibe
con el mismo entusiasmo la tercera publicación que la primera?
La primera novela fue absolutamente increíble
que me la publicaran. La primera novela se recibe con un entusiasmo increíble,
pero la segunda y la tercera también; porque consideras que has escrito algo
mejor que lo anterior.
¡ATENCIÓN SPOILER!
Bueno, pues un poco como las otras dos. Tienes una historia, vas cogiendo material de un lado y de otro, y al final pues te va surgiendo la historia, te va llevando... En realidad esto es una novela sobre cómo se escribe una novela. Entonces a partir de ahí creas un personaje ficticio que se va hilvanando con uno real. Cuando me pongo a escribir quiero contar una historia y tampoco me planteo muy bien de dónde surge, no surge tampoco de ningún lado concreto.
¿Hay algo que nos quiera
contar sobre Oswaldo Mitto (o algún otro personaje) que no aparezca en la
novela? Normalmente, todo personaje de una ficción tiene por detrás la historia
de su propio origen.
En realidad Oswaldo
es un personaje inventado 100%, creado para la ocasión. Osea, es un personaje
que me tengo que inventar para darme esa tercera oportunidad, entonces había
que crear una historia más o menos verosímil de un hombre sin familia, sin
pasado, que tenía la misión de matar a Ricardo Reyes. Lo creé leyendo un poco
cómo era la vida de la gente más humilde en la Hispanoamérica de principio del
siglo XX. Como hasta los años 20 hubo tanta emigración europea, pues me
interesaba ese personaje que estuviera un poco entre las dos orillas, entre la
realidad y la ficción, que funcionara como un nexo entre Europa y América y que
al final pudiera convertirse en un fantasma. Por eso surge Oswaldo y por eso se
le crea como se le crea.
Tratándose de una
ficción, ¿por qué dejar tantas preguntas en el aire?
Es que en realidad
la vida es así. Estamos acostumbrados a ver una película y saber cómo acaban
todos los personajes. La historia central era la clave; cómo este hombre a
camino entre dos mundos consigue salvarse cumpliendo las órdenes aun a riesgo
de acabar con su propia vida. Entonces tampoco era necesario contar más allá, qué
iba a pasar después ¿no?
Si has leído la
novela, verás que es una escritura un poco anticlimática. No se ajusta a la
estructura tradicional de planteamiento, desarrollo y conclusión.
Y para acabar os dejo con una reflexión en la que Luis quería hacer especial hincapié (razón no le falta):
"Tan importante es escribir como leer. A escribir se
aprende leyendo y hay que leer mucho. Hay una cierta tendencia a, como el
ordenador me corrige las faltas, me pongo y voy a contar una historia. Para
llegar a la escritura se llega a través de la lectura. Y otra cosa te voy a
decir: yo no sé qué me gusta más, si leer o escribir. Yo creo que es la vía a
cómo se llega a escribir, leyendo. Leer mucho y leer críticamente."
Muchas gracias a Luis Quiñones por su tiempo y sus palabras, también a Algón Editores (en especial a Mónica) por ayudarme a hacer esto posible.
Y también gracias a vosotros por formar parte de todo esto y permitirme hacer día a día aquello que me hace sentir tan realizado.
¡Un abrazo!
Leo
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