Mostrando entradas con la etiqueta magia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta magia. Mostrar todas las entradas

domingo, 26 de octubre de 2014

Hammam Al Ándalus | Sumérgete en la historia

Vuelvo a abriros las puertas de mi sueño; esta vez para sumergiros en la historia.

Granada es una ciudad que no deja de sorprenderme muy gratamente. En esta ocasión, debo agradecer a Hammam Al Ándalus Granada la invitación a sus baños. La experiencia superó todas mis expectativas, por lo que ahora quiero intentar apresar en palabras todo ese cúmulo de sensaciones del que fui partícipe.

Te puedes encontrar con el primer estímulo en el exterior. El lugar está situado en una calle cercana a la Alhambra, en una zona muy turística de la ciudad. Ya paseando entre sus adoquines percibes el embriagador olor a relax y evasión que emanan los baños. 

Cuando atraviesas la puerta de entrada, el tiempo se detiene; entonces te das cuenta de que has entrado en otra dimensión.
La atención y amabilidad del personal es algo que no debe pasar desapercibido, dignas también de mención.

La espera del turno de entrada tiene lugar en un patio de temática muy cuidada, con música árabe relajante, fragancias evasoras, una fuente acompañando el sonido, unos sofás muy confortables y el mejor té que he probado hasta la fecha (té verde con menta).

El siguiente paso antes de entrar en las termas es la entrada a los vestuarios. Decir que éstos están muy bien equipados, (puedo hablar sólo del masculino), cuentan con gel de ducha, espuma, gomina, secadores y taquillas automáticas. Además, tienen cortinas en sus distintos compartimentos para aportar cierta privacidad durante el cambio de ropa.

La primera estancia con la que nos podemos encontrar es la sala fría (17º-18º), con piedra para sentarse a tomar el té y una piscina de agua fría. Reconozco que no soy capaz de entrar en esas piscinas, pero quienes lo hacen lo recomiendan encarecidamente, ya que relaja en gran medida la musculatura y, según he escuchado, marca bastante la diferencia.

Siguiendo el recorrido, pasamos a otra sala en la que podemos tomar el té disfrutando de la decoración árabe de los baños. En ese mismo lugar podemos disfrutar de unas muestras de olor de lavanda, rosa, flor del granado y ámbar rojo. Es todo un estímulo para los sentidos.

A mano izquierda dejamos un precioso arco árabe para entrar en una piscina alargada de poca profundidad, ideal para dejar el cuerpo flotar. Quisiera remarcar esa experiencia. Me situé en el centro de aquella gran piscina y, tras observar el pasillo y la bóveda de tan temática imagen, dejé mi cuerpo a voluntad de las ondas del agua. Perdí la noción de mí mismo, fue como fundirme con un todo durante un instante de esos fugaces y eternos.

Mi piscina favorita es la de agua caliente. Descender un par de escalones y dejarse sumergir totalmente, sintiendo el calor abarcar tu cuerpo, es caer en la gloria. Todas esas sensaciones que entran por la piel parecen ascender a la cabeza y colmarte totalmente de un placer sumamente relajante, o un relax sumamente placentero, según se mire. También me gusta por lo exquisito de su decoración. Las paredes presumen sus motivos árabes dorados y tras una pequeña bóveda emana un hilo de agua.

La siguiente piscina es la de agua templada. Más amplia que las anteriores y más profunda. Ideal para relajarse entre sus columnas. Yo aprovechaba su temperatura para relajarme tras un rato de calor en la piscina caliente o el baño de vapor.
Este último es también muy relajante, pero sobretodo diría que purificador. Sudar sentado en la piedra caliente y respirando vapor te hace sentir más limpio, por fuera y por dentro. Es como si toda la suciedad y la energía negativa emanase de tu interior y saliese por los poros de la piel para no volver. Allí inspiraba yo el aire a bocanadas para llenar bien mis pulmones y limpiarlos. Mencionar también que es bueno para diversos problemas circulatorios y personas fumadoras.



Y ¿qué decir del masaje? Tuve el enorme gusto de poder disfrutar de un masaje de media hora que recorrió mi espalda, piernas, brazos, cabeza y cara. Sé que me estaréis envidiando un poco, pero permitidme que me deleite en la explicación de lo que supuso para mí todo ello.
El masaje te lo pueden dar con aceites de los distintos olores que antes mencioné. Yo elegí el de ámbar rojo y creo que no me equivoqué.
Resulta indescriptible la forma en que los dedos se movían sobre los puntos claves de mi cuerpo y estimulaban mis terminaciones nerviosas. Podía sentir esas corrientes eléctricas ascender hasta mi nuca y un leve cosquilleo en mi cabeza.
Tras el masaje, dejé de ser persona. Me recomendaron echarme en la piedra redonda que había al fondo del pasillo y eso hice. Me tumbé en la calidez de aquella roca y quedé pronto absorto bajo una bóveda estrellada; fue mágica esa forma de olvidarme del mundo y de mí mismo, pasar de todo y limitarme a sentir, dejar de pensar.

Es muy difícil encerrar en simples palabras todo ese conjunto de imágenes, olores, música, tacto... Lo que más llama la atención y aplaudo es el lugar en sí. Te dicen "sumérgete en la historia", y llevan razón, puedes hacerlo sin problemas. Cuando entras, pasas a otro mundo, a otra dimensión, a otro tiempo pasado. 


Piscina de agua templada.

Al salir, vi el mundo de otro color. El cuerpo me pesaba menos y me di cuenta de que la vida tiene reservado para nosotros muchos mimos, que nos quiere. No todo es malo chicos, también hay espacio para la magia en toda esta realidad tan abrupta e imprevisible.

***

Sinceramente, doy mi aprobado a los baños por todo lo que he expuesto aquí. Me gustaría que esto no se quedase en meras frases, sino que os dieseis un caprichito y probaseis sus instalaciones para sentir en vuestra propia piel lo que he intentado describiros. Cada persona es un mundo y cada cual percibirá esos estímulos de maneras distintas, pero estoy seguro de que siempre será una experiencia muy agradable y digna de contar.

Quería compartir con vosotros esto porque valoro su calidad y porque ha sido uno de los "regalos" que Granada me ha dado y está dando. Esta ciudad me enamora y quiero haceros partícipes de cada detalle que la hace especial.

Os recomiendo mucho visitar esta ciudad y, si os pasáis por aquí y estáis interesados en el lugar del que os he hablado, aquí os dejo el enlace a su web: 
http://granada.hammamalandalus.com/

Ahí encontraréis toda la información sobre sus servicios y tarifas, así como ofertas y enlaces a sus redes sociales.



Y me gustaría saber:
¿Os gustaría ir a unos baños árabes?
¿Cuál es vuestra mayor fantasía?
Hacédmelo saber en los comentarios, que ya sabéis lo que me gusta leeros.

Por mi parte poco más que decir. Espero que os haya gustado este trocito de sueño que he compartido.

Muchas gracias, como siempre, por estar ahí y hacer que todo esto sea posible.


Un abrazo muy grande y...
¡Hasta la próxima!


*Imágenes del post cedidas por el departamento comercial de Hammam Al Ándalus Granada para su uso exclusivo en el mismo.

domingo, 8 de junio de 2014

Una experiencia mágica.

Cuando todo parezca hundirse ante tus pies y el mundo se te venga encima, no te preocupes, aún queda lugar para la magia.
Hola a todos, soy Leo Sarmed y hoy quisiera compartir con vosotros una experiencia bastante especial que pude vivir ayer mismo.
Para poneros en situación, mi tarde fue bastante tediosa. Tenía cosas que estudiar pero mi motivación no hacía acto de presencia. No tenía ganas de hacer nada y ese impulso que me empujase a la autorrealización se encontraba totalmente anulado. Era de esas tardes que ves más oscuras de lo habitual.
En mí se unía la frustración, la decepción y la pena. No sé si por cuestiones hormonales, psicológicas o algunas otras, mi decaimiento alcanzaba cotas considerables.
Una pizza, unos vistazos a mis blogs y algunos planteamientos para futuras historias culminaban un día poco o nada productivo. Rendido a mis emociones, apagué el portátil y quedé bajo una fina sábana sumido en la oscuridad de la una de la madrugada.
Mientras esperaba la llegada del sueño, ojeaba el móvil. Inusualmente en mí, eché un vistazo a Twitter por si había alguna novedad. Viendo interacciones, encontré que alguien retwitteó una frase que momentos antes había twitteado para desahogar cuanto me abarcaba. En ese momento pensé que alguien que retwittea algo así es porque siente algo al respecto. Guiado por la curiosidad, visité el perfil en cuestión.
Entre los tweets de aquella chica encontré uno que me llamó la atención: “Joder, quiero hablar con él”. El siguiente tweet continuaba al anterior: “Pero no da señales de vida”.
Sabiendo lo que se siente al tener ese fulgor incontrolable en el interior y no encontrar su alivio, respondí aquella última frase, casi de manera imprevista: “habla conmigo, tal vez tenga esa frase que a veces necesitamos oír”. Y es que cuando estamos mal, todos necesitamos esa frase que nos haga abrir un poco los ojos. Tal vez sea tan inesperada, que sea un desconocido quien nos la diga. Y en este caso, eso sucedió...
Comenzamos a hablar por mensajes y la verdad es que resultó todo bastante mágico. Sabía que ella necesitaba hablar e intuía que no había en aquel momento muchos que la escuchasen. Decidí ser yo ese alguien que la tuviese en cuenta, ese alguien que le dijese las cosas correctas.
Descubrí también que era lectora mía, lo cual me sorprendió de alguna forma. 
Seguramente estés leyendo esto. Si es así, quiero darte un consejo que anoche no te di: no gastes tu voz con quien no te escucha ni tus lágrimas con quien no supo valorar ni tan siquiera la belleza de tus sonrisas. Mírate al espejo y regálate un amplio gesto de alegría, te lo mereces.
Porque no cuesta nada escuchar a los demás y darles apoyo, pero llego más lejos; a menudo tampoco nos escuchamos a nosotros mismos. Caminamos demasiado deprisa y sentimos esa punzada que pretende atraer nuestra atención, más no sabemos qué nos pasa. Detengámonos un rato a escucharnos a nosotros mismos y a aprender a valorarnos, porque somos lo que siempre tuvimos y lo que tendremos siempre que sigamos vivos.
En cuanto a ti, joven soñadora, te queda toda una vida que reír, llorar, correr, gritar y sentir. Vive cada minuto y disfruta hasta las lágrimas, porque en cada pequeño tramo, cada paso de tu camino, se encuentra un pedazo de belleza reservado para ti.

Por mi parte nada más que añadir. Espero que os haya gustado esta experiencia. Si queréis, también podéis aportar vuestras experiencias, opiniones o sugerencias en los comentarios o en mis “espectaculosas” redes sociales: Twitter y Facebook.
Ya que estamos, puedes compartir esta entrada en tus redes si quieres que más gente sea testigo del mensaje.

Un gran abrazo a todos y mil gracias por acompañarme en este camino imprevisible y compartido.